La economía española cautiva desde hace varios meses a la deflación. Este suceso es conocido como la caída prolongada de los precios durante varios meses y en todos los productos de la canasta (el FMI lo eleva a dos semestres).
Un análisis de la evolución hace evidencia a la inflación vinculada a esas dos partidas ha caído en seis ocasiones y únicamente ha avanzado, elevando el riesgo de deflación en España, generando el temor entre las empresas ante la posibilidad de que esa caída temporal de precios se sume a una caída de ventas prolongada, afectando a las cuentas de resultados.
Se ha dado lugar un congreso en donde grandes actores de la distribución alimentaria le han vuelto a poner el foco en ese debate. Fuentes del sector apuntan a que los ingresos de la industria alimentaria podrían acabar cayendo durante este año a un 3% o 4%. El factor más importante que ha conducido a esta situación es la competencia voraz en precios lo que lleva a muchos establecimientos a sacrificar márgenes en favor de ventas.
La alimentación se establecen como el 8% del PIB si se le suma la distribución, la agricultura, la industria productora y transformadora, mismos que generan 498.000 puestos de trabajo, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa.
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