El sector de biocombustibles se dividen en dos categorías principales: bioetanol y biodiesel. El bioetanol se produce principalmente a partir de cultivos ricos en azúcares o almidón, como la caña de azúcar, el maíz y la remolacha azucarera. El biodiesel se obtiene de fuentes oleaginosas, como el aceite de soja, el aceite de colza y el aceite de palma.
Muchos países han implementado políticas y regulaciones para promover el uso de biocombustibles. Estas políticas incluyen mandatos de mezcla obligatoria, incentivos fiscales, subsidios y estándares de sostenibilidad. El objetivo principal de estas políticas es reducir la dependencia de los combustibles fósiles, mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar el desarrollo de energías renovables.
En los beneficios ambientales tienen como potencial el reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. A diferencia de los combustibles fósiles, los biocombustibles son de origen renovable y, en general, tienen una huella de carbono más baja. Además, pueden ayudar a diversificar la matriz energética y promover la sostenibilidad.
La investigación y el desarrollo en el sector de biocombustibles se centran en mejorar la eficiencia de producción, diversificar las materias primas, desarrollar biocombustibles de próxima generación y reducir los costos de producción. Se están explorando tecnologías avanzadas, como la producción de biocombustibles a partir de algas y residuos agrícolas y forestales, para superar los desafíos actuales y mejorar la sostenibilidad del sector.
Los biocombustibles, la energía y sus vasos comunicantes con la agricultura
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), a través de su Programa de Bioeconomía y Desarrollo Productivo, realiza estudios para establecer, documentar y analizar la conexión directa, o indirecta, que existe entre el precio y consumo de petróleo y los mercados agrícolas a través de los biocombustibles líquidos. En el marco de ese análisis se pueden visualizar los efectos del COVID-19 en el mercado de los biocombustibles y de materias primas agrícolas asociadas.
Para comenzar, es importante mencionar que el crackeo de las moléculas de petróleo fósil resulta en un proceso productivo que da origen a una gama amplia de productos energéticos y no energéticos (asfaltos, solventes, etc.). De la misma manera, el crackeo y otros procesos fisicoquímicos de tratamiento de la biomasa dan como resultados productos energéticos (biocombustibles) y no energéticos análogos.
Ilustración: Productos fósiles obtenidos de la refinación de petróleo y productos biológicos análogos obtenidos de la biorefinación de biomasa
De esta manera, puede observarse que el vínculo entre el mercado petrolero y de biocombustibles se da principalmente a través de dos productos: el biodiésel, sucedáneo del diésel fósil, y el bioetanol, componente que puede complementar o sustituir a las gasolinas.
Fuente: Blog del IICA
Colaboradores: Agustin Torroba
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