La motivación es una de las herramientas más recomendadas en la actualidad debido a que se cree firmemente que al incentivar al individuo se pueden lograr resultados sorprendentes.
En condiciones ideales las empresas desearían poseer un personal altamente motivado e identificado, lo cual de ser un hecho dejaría sin empleo a todos aquellos quienes tienen como responsabilidad específica motivar a la gente, pero no es así, constantemente la gerencia se enfrenta a empleados cuyo factor común es la desmotivación, lo que trae como consecuencia problemas de calidad, atención, omisión y responsabilidad en los procesos.
Hasta el presente se ha mantenido como concepto que la empresa es quien debe generar la motivación en sus empleados y para ello se han creado áreas y partidas presupuestarias para realizar estudios que conlleven a lograrlo, sin embargo es factible advertir que tal afirmación solo es posible si se observa a la organización como un ente ajeno al personal y se obvia aquella premisa que reza 'la gente es la empresa'.
La motivación es algo individual, cuya responsabilidad recae en la persona que la experimenta, que sólo puede ser alimentada y, en algunos casos, cuando se crea una necesidad, puede ser inducida a través de la aparición de nuevas expectativas; se está dando paso a otra visión para abordar el tema y, a la vez, se están generando las bases para la aparición de un nuevo concepto: La coestima.
La coestima es aquella actitud o proceso que permite motivar al individuo a través del intercambio, orientación y nivelación de las expectativas.
La coestima puede ser de tipo personal o empresarial. La personal es aquella que persigue mantener la motivación relacionando las expectativas individuales del equipo con las de sus líderes y/o el total de sus integrantes, mientras que la coestima empresarial se orienta a nivelar las expectativas que posee el empleado con las que ha trazado la organización en torno a él.
Cuando la coestima es utilizada de manera consciente y planificada en una organización es mucho más sencillo lograr resultados extraordinarios sin que ello signifique esfuerzos adicionales en materia de motivación, ya que esta se manifestará en la medida que las expectativas se van nivelando de acuerdo al incremento del reto que se propone tanto el individuo como a la empresa.
La coestima es el nombre que recibe la gerencia de las expectativas del personal que conforma una empresa y por ende, al ser un proceso administrativo sus resultados deben estar orientados a la obtención de utilidades, representadas en este caso por el incremento de la motivación y los beneficios relacionados con ella.
Mientras las empresas sólo se dediquen a motivar a sus empleados a través de mecanismos aislados que no se relacionen con las expectativas que estos poseen difícilmente podrán alcanzarla a plenitud, así como tampoco los empleados lograran mantenerse motivados si se empeñan en alimentar expectativas ajenas a las que la organización tiene con ellos, por lo tanto la responsabilidad de hacer uso de la coestima como herramienta motivacional recae en ambas partes por igual.
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