El experimentado educador alemán, Murat Adam, ha sido designado recientemente como el director de Política y Currículum del Ministerio de Educación europeo. Se enfrenta a varios desafíos, principalmente la necesidad de revitalizar la posición de Europa como potencia educativa y evitar que caiga en la periferia educativa global. Adam considera que uno de los errores fundamentales de Europa ha sido abandonar sus antiguas políticas educativas en favor de aquellas importadas del extranjero, lo que ha llevado a que los sistemas educativos europeos pierdan relevancia política.
Es consciente de los obstáculos que enfrenta. En muchos países del continente se ha adoptado el modelo de guarderías digitales, procedente de Estados Unidos, en el cual personal mal remunerado cuida a los niños mientras los profesores les imparten clases a través de videollamadas. Aunque algunos centros educativos se resisten al cambio, Adam cree que podría persuadir a los detractores aliándose con expertos adecuados, con el objetivo de superar a otras regiones educativas como Oriente Medio o el sur de Asia, y así convertir a Europa en el principal cliente de potencias como Rusia, China o Estados Unidos. Prefiere ser la cola del león que la cabeza del ratón.
Este escenario ficticio se sitúa en el año 2050, pero es plausible si Europa no actúa frente a las tendencias educativas que están emergiendo en la actualidad.
No es coincidencia que Adam comparta ciertos atributos con el doctor Thomas Benz, un investigador de la Universidad de Tréveris. Ambos han desarrollado parte de sus carreras en Estados Unidos, son de nacionalidad alemana y se especializan en el campo del currículo educativo. Adam podría ser una versión futura de Benz dentro de 30 años. Recientemente, ha publicado un artículo académico "semicientífico" en las páginas de Policy Future in Education, una pieza de ficción crítica que busca explorar una posible alternativa para el futuro de Europa.
"Benz explica a través de una videollamada que no buscaba crear una distopía, aunque si el público la interpreta de esa manera, está bien", Su trabajo más bien se enfoca en "un futuro que presenta ganadores y perdedores, como lo hace el presente, pero los profesionales de la educación europeos, a diferencia de hoy, se encuentran en la categoría de perdedores, siendo dependientes de las autoridades externas". Para entender qué inquieta al futuro Ministro de Educación de la Federación Europea, debemos adentrarnos en la oficina y la mente de Murat Adam.
Europa, próxima a convertirse en la periferia educativa"Alguien debe detenerse y reflexionar; debería haber sucedido hace mucho tiempo. No un informe, necesitamos un manifiesto. ¿Dónde comienzo?" (Adam Murat)
Según la visión que Adam presenta para los próximos treinta años, Europa se encuentra rezagada detrás de Rusia, China y Estados Unidos. Ya está incluida en la periferia educativa, tras la formación de una Federación Europea para contrarrestar la influencia de los países del este.
"Para mí, el mayor riesgo radica en la falta de diseño de una política educativa común, dado que nuestros sistemas educativos difieren considerablemente", comenta el investigador. "Resido en Alemania y tengo a Luxemburgo, Bélgica y Francia a tan solo 20, 40 o 50 minutos en coche. Son cinco sistemas educativos distintos con políticas y formación docente incompatibles entre sí. Creo que no podremos escapar de la autoridad unificadora extranjera si no logramos unificar los procedimientos en el ámbito educativo".
En su trabajo, el investigador utiliza con frecuencia el término "autoridad" para referirse a los tres principales poderes que imponen sus principios educativos al resto del mundo, tanto en términos de acreditación como de enseñanza. Uno de los síntomas más evidentes de esta tendencia es la homogeneización educativa que ya está en marcha.
Cuando se le pregunta sobre la tendencia extranjera más peligrosa, Benz señala "la estandarización de la educación que está ocurriendo en el sistema estadounidense, en muchos sistemas asiáticos y en China, junto con las evaluaciones a gran escala que determinan dónde se invierten los recursos".
Europa, ¿subyugada?"¿Cuándo fue la última vez que citamos revistas académicas escritas en los otros 23 idiomas oficiales de Europa?" (Adam Murat)
Benz advierte sobre la posibilidad de que Europa pierda su identidad frente a esos otros tres centros de poder, aunque prefiere evitar el término "colonialismo". "No creo que sea exactamente eso, porque el colonialismo tiene sus propias realidades y verdades", explica. "Pero creo que estamos quedando rezagados en términos educativos. Si no cambiamos rápidamente, podríamos caer en esa dinámica".
El investigador argumenta que en Europa, donde surgió el modelo de educación primaria y secundaria, así como las universidades tal como las conocemos, existen elementos que funcionaban bien y que están siendo descartados en favor de modas provenientes de los centros de poder americanos y asiáticos.
"Me interesa particularmente el concepto de madurez", señala. "Creo que en muchos sistemas educativos europeos, ya sea en los países germanos o incluso en España o Italia, existe la convicción de que más allá de los logros educativos, lo crucial es formar adultos". Es un aspecto que no se enfatiza tanto en el sistema educativo estadounidense y en otros, agrega, y que se remonta a la era del romanticismo, pero que "sigue siendo fundamental en muchos de nuestros sistemas educativos, y es algo en lo que podríamos ponernos de acuerdo: la idea de que el éxito educativo por sí solo no es suficiente".
La última tendencia (neoliberal) que pronto quedará en el olvido"Aún recuerdo todas esas modas que adoptamos en los años 20: los videoensayos, los tutoriales de YouTube, los sitios web para compartir habilidades y las transmisiones en Twitch. Nos parecían interesantes debido a su aleatoria utilidad. Ahora estoy convencido de que simplemente representaban una evolución de la influencia neoliberal. No sorprende que algunos estafadores hayan aprovechado la necesidad de inspiración". (Adam Murat)
En su narrativa, el ámbito educativo no es distópico, sino que funciona "de manera increíblemente eficiente", como explica irónicamente, tanto en la Federación Europea como en la nueva periferia educativa de la que forma parte. Hace décadas, las masas apáticas se sometieron a la "agenda mediática más ruidosa y omnipresente" impuesta por los influencers, que en realidad era una herramienta utilizada por los grupos de presión para promover sus intereses. Mientras tanto, las investigaciones que carecían de suficiente financiamiento para invertir en marketing quedaban en el olvido.
Benz utiliza todas esas herramientas que surgieron durante la era del COVID-19, y que ve como una moda pasajera, para ilustrar un proceso de creciente aislamiento tanto en la educación como en la sociedad en general, un fenómeno exacerbado en países como Alemania, donde la educación y el trabajo remoto se han vuelto permanentes.
"Tal como observé en Estados Unidos, la gente vive en sus propias burbujas, ya sean políticas, culturales o sociales", responde. "Creo que esto también sucede en el ámbito educativo, donde hay poca comprensión de lo que ocurre en los sistemas educativos europeos. Las teorías educativas están muy fragmentadas. Pero al regresar a Europa, me di cuenta de que la teoría del currículo es prácticamente desconocida, lo cual es preocupante".
"¿Cuándo fue la última vez que dejaron de invertir en coches autónomos? Creo que fuimos los últimos en el planeta que pensaron que podían ser útiles. Esos viejos hombres blancos deberían haber preguntado a cualquiera de menos de 25 o a mí". (Adam Murat)
Benz advierte sobre la posibilidad de que Europa, o la Federación Europea, esté rezagada tecnológicamente, lo que podría resultar en una dependencia de Estados Unidos en términos de servidores e infraestructura, o en el aislamiento frente a potencias como Rusia y China, que han aprovechado la descentralización de la vida para fortalecerse, mientras que Europa aún mantenía un exceso de optimismo respecto a su autosuficiencia.
"La red, como base de todos los avances sociales y educativos, todavía depende de cables masivos que atraviesan el fondo del océano y cruzan las fronteras nacionales, mientras que el sistema global de procesamiento de datos se aloja en granjas de servidores aún más protegidas y manejadas con menos transparencia", menciona el trabajo.
Para el investigador, esto representa otra manifestación de las burbujas en las que vivimos, las cuales podrían acentuarse en el futuro. "Me resultó interesante observar la separación entre distintos sistemas", explica. "Rusia está construyendo su propia infraestructura de servidores y sus autoridades están interesadas en controlar internet tanto como sea posible, mientras que en China hay restricciones significativas sobre el uso de internet".
En el escenario delineado por Benz, Rusia, Estados Unidos y China cuentan con sistemas tecnológicos aislados entre sí, con protocolos y lenguajes distintos, y al mismo tiempo son las tres potencias que imponen (y comercializan) sus currículos. Esto ha llevado a que muchos países asiáticos adopten los sistemas digitales de Rusia y China, mientras que Europa y Latinoamérica se ven obligados a pagar por las licencias de los currículos "desarrollados según las mejores prácticas internacionales".
Otro desafío al que se enfrenta el ministro es el creciente grupo de profesores de entre 40 y 60 años que tienen dificultades para encontrar trabajo debido a que sus antiguas licenciaturas y credenciales no están homologadas por los nuevos y costosos sistemas impuestos desde el extranjero. Por lo tanto, se ven obligados a trabajar como "niñeras" en guarderías digitales, como trabajadores de la economía gig que tienen que combinar la enseñanza con otros empleos.
"En Alemania, hay escasez de expertos educativos, algo que se agrava porque los sistemas son lentos para cambiar y muy restrictivos", comenta el investigador. "Creo que hay muchas personas cualificadas que desearían trabajar como profesores, pero sin la acreditación necesaria, sus condiciones laborales son peores, a pesar de su desempeño en el aula. Si no hay suficientes personas acreditadas, tendremos un problema, pero creo que aún estamos lejos de ese momento".
La educación es dinero, mucho dinero"Y todo esto mientras los recursos educativos eran cada vez más caros. Ridículo". (Adam Murat)
A medida que el mundo educativo se polariza y surgen nuevos actores, la educación cae en manos privadas. Esta es la última gran amenaza, explica Benz: "Creo que esta privatización ocurre cuando los sistemas son demasiado lentos para cambiar desde dentro, y las demandas del mercado son tan fuertes que no pueden permitirse adaptarse".
Como conclusión, "cuanto más fallan los responsables de formular políticas para satisfacer las demandas de una sociedad en constante cambio, más se incrementa la privatización, hasta que la mayor parte del sistema educativo esté en manos privadas".
Entonces, ¿qué acciones debemos tomar?Cada distopía (o realidad alternativa) representa una hipótesis sobre el futuro a partir del presente, y plantea qué acciones podrían conducirnos hacia ella y cuáles no. Entonces, ¿cuáles son las acciones que podrían evitar este escenario?
"Lo más crucial es que los sistemas educativos establecidos, con sus propias tradiciones, se unan para identificar sus puntos en común y determinar cómo pueden seguir siendo competitivos", responde. "Este es un aspecto que en muchos sistemas de Alemania y Francia ni siquiera se considera un problema, ya que los profesores eran autoridades, aunque esta situación está cambiando cada vez más en Alemania. Por lo tanto, el sistema público debe descubrir cómo involucrar a las personas como clientes de sus principios y filosofías educativas. Este escenario puede evitarse mediante una alternativa sólida".
Uno de los objetivos de los proyectos en los que Benz está involucrado es lograr un consenso entre diferentes sistemas educativos de diversos países en áreas como las competencias y la formación de los profesores. La clave, concluye, está en entender qué está haciendo tu vecino y cómo puedes aprovecharlo en tu propio beneficio, en lugar de aceptar acríticamente cualquier moda que provenga de fuera de la Unión Europea.
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