Los cuentos infantiles son una narración breve dirigida a los niños y que combinan, en general, realidad y fantasía. Su lenguaje claro y sencillo y sus argumentos entretenidos, que permiten captar con facilidad la atención de los más pequeños, los convierten en un recurso didáctico de gran utilidad para padres y docentes.
Además de divertir y entretener, las virtudes educativas que se atribuyen a las narraciones infantiles son innumerables. Potencian la creatividad y la imaginación, acrecientan el interés por la lectura, amplían el vocabulario y ayudan a desarrollar nuevas fórmulas lingüísticas, mejoran la capacidad de comprensión y estimulan las habilidades comunicativas.
El cuento constituye una herramienta didáctica que se puede adaptar a las necesidades particulares de cada uno. Los mensajes de las historias son adecuados para determinadas ocasiones en las que es necesario ensalzar o desaprobar ciertas actitudes o comportamientos. La situación de los personajes y las consecuencias de sus acciones ayudan al niño a comprender de una forma subliminal el mensaje que se quiere trasmitir.
Relatos y leyendas descubren un mundo mágico a los niños, pero también encierran un importante tesoro que padres y profesores pueden aprovechar: una importante ayuda ante muchos de los nuevos problemas educativos que hoy se plantean.
Hoy día, los cuentos pueden adaptarse a los diferentes problemas. Los hay pedagógicos, que sirven para enseñar hábitos saludables; terapéuticos, si llegan a ser capaces de «curar» sentimientos negativos o penas interiores, como la separación de los padres o el nacimiento de un hermano; consoladores, que son útiles ante la muerte de un ser querido o un animal; desmitificadores, que sirven para reírse de los «cocos» de los pequeños; de ánimos y realización personal, como el caso de los niños superdotados o solitarios.
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