Como en todo proceso de selección natural que diría Darwin hay momentos en la vida en los que somos segregados en función de nuestra valía. En el ámbito académico esto ha sucedido desde siempre, separando a los alumnos que valían para estudiar según los expertos, de aquellos que por el contrario no tenían la capacidad para hacerlo, bien por motivos económicos -la gran mayoría de las veces- o por cuestiones de aprendizaje.
De ese modo, había dos vías claramente diferenciadas desde los años 70, cuando se estableció una Ley educativa por la que existía una doble titulación al final de la EGB: Graduado Escolar y Certificado de Escolaridad; esta distinción llegó a su fin con la llegada de la LOGSE que implantó el título de Graduado en ESO, desde el que se accede tanto a la FP de Grado Medio como a Bachillerato siendo la misma titulación.
Hoy en día con la crisis que vivimos la Formación Profesional ha pasado a tomar un papel más importante dentro del panorama académico actual, siendo un medio por el cual se puede seguir varios caminos. Por un lado, existen varios tipos de Formación Profesional:
- Formación Profesional Básica (FPB): ha entrado en vigor este año y sustituye a los anteriores programas de PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial). Esta formación básica tiene como objetivo su continuación en ciclos formativos de FP de Grado Medio y, a diferencia de los PCPI, la FPB otorga un título con valor académico útil para aquellos que no quieran seguir sus estudios. Además, superando una prueba final se podrá obtener el título de la ESO. Este tipo de FP ha sido motivo de controversia entre las Comunidades Autónomas y el gobierno central debido a su precipitada puesta en marcha y a que según los académicos sería motivo de discriminación para los que no pueden permitirse seguir estudiando.
- Formación Profesional Dual: este modelo imita el que se imparte desde hace años en países europeos como Alemania, donde las empresas tienen un papel importantísimo facilitando a los alumnos realizar prácticas simultaneamente mientras estudian. Este tipo de formación promueve el emprendimiento y mejora la empleabilidad, sin embargo para los especialistas, España será un país donde costará más la sinergia entre el mundo académico y el empresarial debido a la falta de un tejido empresarial sólido comprometido con la educación.
Como indicábamos, la crisis ha propiciado que cada vez sean más los alumnos universitarios que den el paso a una formación más técnica adaptada a las realidades del mercado, por lo que es frecuente ver que antiguos universitarios pueblan las aulas de FP pero también sucede al contrario; la FP puede suponer un trampolín a la facultad, ya que según indican los estudios más recientes, entre un 11 y 15% de los estudiantes universitarios provienen de la FP.
Fuente: El País
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