Antonio Crego Díaz, profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), ha elaborado un decálogo de consejos acerca de cómo gestionar las emociones ante los exámenes. Dichos consejos se derivan de un artículo publicado recientemente en el Journal of Dental Education, revista editada por la
American Dental Education Association, reconocida como una de las revistas más importantes en el ámbito de la educación de profesionales de la salud.
Según el profesor Crego, “las calificaciones que obtienen los estudiantes aparecen, en alguna medida, asociadas a la gestión de las emociones como el estrés, que pueden aparecer durante los exámenes, y al grado en que se perciben como eficaces o competentes para solventar las evaluaciones”. Y añade que “es necesario prestar atención a los aspectos emocionales implícitos en el rendimiento académico y en la preparación de exámenes”.
Consejos para ayudar a la buena gestión de las emociones ante los exámenes1.
Prepararse emocionalmente. No basta con conocer los contenidos de la asignatura, también hay que prepararse emocionalmente para hacer el examen, tomar conciencia de los pensamientos y emociones que tenemos ante la prueba. Ser conscientes de nuestros pensamientos y emociones, sin evaluarlos, aceptando que es normal estar nerviosos o inquietos.
2.
Organización. Podemos incrementar la sensación de control y reducir el estrés si organizamos aspectos como la planificación del tiempo y el esfuerzo, y adecuamos el método de estudio a las características de la prueba y de la materia.
3.
Apoyo de los docentes para la preparación del examen. Es un aspecto clave. No solo en lo que se refiere a las dudas de los alumnos con los contenidos de una asignatura, sino como orientación sobre el método de estudio y la preparación de las pruebas.
4.
Buscar el apoyo de otros estudiantes. Normalmente, hablar con otros sobre las situaciones con una carga fuerte de incertidumbre contribuye a reducir el estrés y nos permite regular nuestra propia conducta en relación con lo que hacen los demás. En muchos casos, los otros estudiantes actúan como “patrón de comparación” del comportamiento propio y ello nos permite comprobar si estamos afrontando bien o no la situación.
5.
Intercambios de opiniones. El cambio de opiniones con los demás estudiantes ha de tener un tono constructivo, ya que el mero “desahogo” de emociones negativas no parece ayudar a gestionar bien el estrés, más bien puede aumentarlo ante el examen.
6.
No autocastigarse. No tiene ninguna utilidad mantener un discurso excesivamente autocrítico o culpabilizador; al contrario, este hecho parece relacionarse con un aumento del estrés.
7.
Visión positiva de la propia capacidad. Los estudiantes que desarrollan una visión más positiva de su competencia para resolver exámenes tienden a obtener calificaciones más elevadas. El desarrollo de expectativas de éxito puede resultar beneficioso en este sentido.
8.
Hacer “ensayos” o “simulacros” de examen. Ayuda a preparar el momento de la prueba en lo referente a gestionar el tiempo de examen, qué estrategia de respuesta seguir, etc.; y también contribuye a reducir la ansiedad ante los exámenes, ya que permite reducir el miedo a una situación al exponerse de forma controlada a ella.
9.
Uso de autoinstrucciones. Consiste en frases con indicaciones sobre qué hacer o cómo gestionar las propias emociones el día del examen. Es útil tanto antes como durante el examen y para momentos de mayor ansiedad: frases motivadoras y reforzantes, indicaciones para relajarse, etc.
10.
Cambiar la forma de pensar sobre los exámenes. No son “evaluaciones definitivas” con consecuencias catastróficas si la cosa sale mal. Son simplemente un paso más en nuestro proceso de aprendizaje y de desarrollo, y comprender esto ayuda también a reducir el estrés.