Desde el archipiélago balear se está iniciando el proceso para promover la economía colaborativa. La manera de llevarlo a cabo es a través de plataformas de intercambio de bienes y servicios Este intercambio puede ser directo o a través de internet.
Sabiendo que la isla vive principalmente del turismo, y más en concreto del alojamiento, se quiere realzar esta plataforma con mayor importancia a este sector.
La economía colaborativa (o consumo colaborativo) hace referencia a la manera tradicional del compartir, intercambiar, trueque, prestar, alquilar o regalar, pero todo ello a través de la tecnología moderna.
Según el semanario británico The Economist, a día de hoy el mercado de alquiler entre consumidores peer to peer (entre iguales, es decir, sin la intervención de empresas) genera a nivel mundial 26.000 millones de dólares (23.300 millones de euros) y su potencial es de 110.000 millones de dólares (98.000 millones de euros), más de cuatro veces su valor actual.
Con el estudio de 167 plataformas web las que más abundan son las de crowdfunding (micromecenazgo), aunque el ciudadano utiliza la de de turismo, y en concreto, las de alquiler o intercambio de casas para ir de vacaciones.
Los bancos fueron las primeras manifestaciones de economías colaborativas apoyadas por la crisis económica, el desempleo y el desmantelamiento del estado del bienestar.
Las plataformas para compartir coche siguen una iniciativa de la Unión Europea para reducir la contaminación.
Este tipo de plataformas basan su negocio en cobrar una comisión por poner en contacto a vendedores y clientes, o anfitriones y huéspedes en el caso de webs turísticas.
De todas las webs analizadas, las que tienen más presencia de registros de Balears son las de turismo (con registros en el 69% de las webs), seguidas de las de financiación (25,3%) y las de transporte (23,1%).
Sobre el tipo de ciudadanos que intercambian bienes o servicios, se observa que la mayoría son de intercambio entre ciudadanos aunque se observa una tendencia hacia el Consumer to business. Es decir, que los ciudadanos directamente pueden ofrecer sus ahorros a las empresas a cambio de una rentabilidad o contraprestación.
Otro tema es como regular estas plataformas ya que desde los gobiernos no saben muy bien cómo reaccionar ante polémicas de competencia desleal como la de Uber y los taxis, pasando directamente a prohibirlas.
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