La evaluación del potencial humano de los colaboradores de una empresa es un proceso técnico a través del cual, en forma integral, sistemática y continua se valora el conjunto de actitudes, rendimientos y comportamiento del colaborador en el desempeño de su cargo y cumplimiento de sus funciones, en términos de oportunidad, cantidad y calidad de los servicios producidos. En un entorno cada vez más complejo y novedoso, saber si nuestras empresas y sus integrantes poseen los conocimientos y capacidades necesarias para enfrentarse a nuevos retos empresariales, pueden ser la clave del éxito.
La dificultad reside en definir con claridad dichos entornos, sin embargo para cualquier misión importante que requiera dominar las variables ligadas a la incertidumbre que conlleva el futuro, es necesario que los directivos desarrollen una capacidad de liderazgo real, que trabajen en confeccionar una organización y una cultura preparada para detectar el cambio, y sobre todo, para adaptarse a él con la máxima rapidez.
Rodearse de personas con talento, saber cómo lograr el desarrollo de éstas y establecer un estilo de dirección que potencie el trabajo en equipo, cree ilusión y perspectivas serán la clave del éxito.
Peter Senger nos advierte que en el futuro, quizá la única ventaja competitiva sostenible sea la capacidad de aprender con mayor rapidez que los competidores. El aprendizaje supone comprensión de las nuevas necesidades y demandas y una adaptación rápida para ser competitivo, sin duda debe ir acompañado del correspondiente entrenamiento y formación para guiar los esfuerzos de mejora. La finalidad es obvia: estar preparados para asumir los retos y ajustar el desarrollo de la organización a las necesidades de los individuos. A las personas con talento se les retribuye con promoción y ésta justifica la finalidad de conocer las competencias del individuo.
Para llevar a cabo una evaluación del potencial humano, lo primero es tener un modelo de competencias con el que puedan ser evaluadas las personas con aparente potencial de forma objetiva; en segundo lugar, contar con un criterio, sistemas de evaluación bien perfilados y herramientas para detectar y medir el potencial de forma eficaz, y en tercer lugar, diseñar un plan que permita gestionar el talento desde diferentes enfoques, tiempos, paradojas, cambios y poner en marcha planes específicos que integren el área formativa con apoyo al desarrollo en el puesto de trabajo.
La pregunta más difícil de contestar es por qué las empresas no conocen el potencial de sus trabajadores. Tal vez no sean conscientes de lo que están perdiendo, del valor que están dejando de aportar. Tal vez, la respuesta guarde relación con el desconocimiento de los responsables o con la escasa importancia que algunos dan a las personas bajo su dependencia. El miedo a no saber qué hacer con personas de alto potencial, con talento les abruma y frena cualquier decisión de conocer a fondo su potencial.
Los individuos con talento, con un potencial alto de desarrollo, dejarán la empresa a la menor oportunidad que se les presente, ante un proyecto que les ilusione y que suponga poner a funcionar sus mejores recursos, dar rienda suelta a sus expectativas y ambición.
La evaluación del potencial humano debe guiarse por el sentido común; da valor a la empresa, es inversión muy rentable y nos permitirá saber si estaremos preparados para enfrentarnos al futuro
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