APRENDER A EMPRENDER

La formación emprendedora desarrolla en las personas una fuerte autoestima y confianza en sí mismas que genera la certeza de que el crecimiento y superación personal es una tarea y responsabilidad propia

El desempleo masivo es, hoy por hoy, el problema más importante que padece nuestro sistema de economía de mercado, que salpica en especial a los jóvenes, la demora en la emancipación, su dependencia económica familiar y el progresivo deterioro de la autoestima y de la motivación en la búsqueda activa de empleo son sólo alguna de sus consecuencias. Y es que, de forma contraria a lo que muchos creen, la juventud está ansiosa por trabajar, ya que tener un empleo es condición indispensable para acceder a la independencia personal, la vida adulta, la seguridad vital, las perspectivas de futuro y la integración social.

Con toda razón los jóvenes de hoy se preguntan por qué las posibilidades de empleo son cada vez menores cuando es mayor que nunca el nivel de preparación y formación de quienes buscan su primer empleo. Si esta situación obedece a un fallo estructural de nuestro sistema económico puede resolverse mediante un ajuste de las mentalidades y situaciones concretas que favorezcan una solución adecuada a este problema.

Se apunta por numerosos expertos en la materia que para conseguir un crecimiento de la economía  y reducir la cifra actual de desempleo, es necesario fomentar la creación pequeñas y medianas empresas. Solamente así se cubrirá el doble objetivo de reducir el paro juvenil y crear riqueza.

Hacen falta jóvenes empresarios con valor para aceptar el desafío de desarrollar nuevas ideas, de mejorar las cualidades y las habilidades de sus colaboradores, y de asumir el riesgo inherente a una actividad en constante movimiento.

Con la creación de nuevas empresas los emprendedores conseguirán superar los desafíos de las décadas venideras, dirigiendo la iniciativa individual hacia un interés común. Si los emprendedores están unidos y preparados para enfrentarse con éxito al cambio y para sumarse a la consecución de objetivos comunes, triunfaran, ayudando a su país a conseguir un desarrollo económico sostenido.

El gran desafío de la educación moderna es procurar ir más allá de la simple enseñanza de habilidades y competencias. La educación, además de enseñar a “hacer”, debe también enseñar a “ser”, “convivir” y “emprender”. Esta visión integral de la educación entiende que los seres humanos tienen necesidades muy amplias de aprendizaje que van, desde adquirir una visión de sí mismos además de herramientas que permitan generar conocimientos y alcanzar la realización personal, hasta valores para vivir en sociedad.La formación en emprendimiento

Es en este sentido que el “aprender a emprender” adquiere particular importancia.La enseñanza en emprendimiento comprende, además de la transmisión de herramientas específicas (por lo general de análisis económico o de capacidad gerencial), la instrucción en elementos de actitud y conciencia.

La formación emprendedora desarrolla en las personas una fuerte autoestima y confianza en sí mismas que genera la certeza de que el crecimiento y superación personal es una tarea y responsabilidad propia.Por otro lado, este tipo de formación desarrolla actitudes de liderazgo, apertura al cambio, perseverancia, responsabilidad, creatividad, capacidad de observación e identificación de oportunidades, entre otras. La suma de estos atributos configura personas “revolucionarias”, abiertas a la innovación y crecimiento permanentes, dispuestas a movilizar su inteligencia, su corazón, su espíritu crítico y su gusto por los sueños. Adicionalmente, estas personas son concientes de que forman parte de una sociedad y que, por lo tanto, tienen un compromiso de responsabilidad para con ésta y su desarrollo. Las personas con esta actitud y conciencia guardan dentro de sí los atributos necesarios para constituirse en agentes de cambio y desarrollo, independientemente de que decidan insertarse en el mercado laboral o impulsar sus propios emprendimientos. Es por esto que los emprendedores pueden, ya sea aplicar su talento al interior de las organizaciones económicas o sociales a las que pertenecen, o diseñar y promover la constitución de su propia organización.

En conclusión, la formación en emprendimiento logra que cada individuo tenga la seguridad de que su futuro puede estar al alcance de sus manos en la medida en la que se esfuerce por la consecución de su meta o sueño personal. 

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