Generar productos y biomasa de alta calidad a partir de algas y al mismo tiempo reducir las emisiones de CO2, es posible.
Las constantes emisiones de CO2 a la atmósfera, son las causantes del cambio climático, según los expertos en materia de medio ambiente. Este gas se genera por la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural, el fuelóleo, el fuelóleo orgánico, la gasolina, la gasolina orgánica y el etanol. Por suerte se ha descubierto que ciertas algas, además de constituir una fuente alternativa de bioenergía ideal, también pueden capturar CO2.
La capacidad de estos microorganismos fotosintéticos para convertir el dióxido de carbono en lípidos con alto contenido de carbono (a un estadio o dos de aprovecharse en forma de biodiésel) es muy superior a la de los cultivos oleaginosos y además no ocupan terrenos que de otra manera se destinarían al cultivo de alimentos.
Desde los años 90 se están llevando a cabo numerosos estudios para comprobar si efectivamente, estos microorganismos pueden contribuir a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, y mitigar los daños del llamado efecto invernadero. Hasta ahora se han desarrollado distintos métodos industriales para producir microalgas y aprovechar su potencial, pero la mayoría de ellos no poseen viabilidad económica, sobre todo a gran escala.
Te enlistamos una visión general de los pasos básicos involucrados:
Selección de algas adecuadas.
Cultivo de algas.
Cosecha de algas.
Extracción de lípidos.
Producción de biocombustibles.
Refinamiento y purificación.
Aunque las limitaciones encontradas incluyen una productividad inadecuada, el coste excesivo de las instalaciones, una huella ecológica elevada (por superficie ocupada), la elevada demanda de agua y la necesidad de contar con usuarios con un gran nivel de formación. El proyecto ALGADISK se creó para dar solución a estos retos. El sistema creado en este proyecto, permite cultivar algas en distintas superficies biocompatibles y capturar CO2 directamente en la fase gaseosa o en la fase líquida tras el burbujeo. El método ideado aumenta enormemente la eficiencia del proceso y reduce la cantidad de agua necesaria. Además es posible añadir un sistema automático de cosecha continua. Su ampliación resulta sencilla y la huella generada sería considerablemente menor a la que presenta en la actualidad.
Entre otros, el objetivo de este proyecto es acercar posturas entre la comunidad científica y la empresarial viendo exactamente qué beneficios podrían obtener las empresas utilizando este sistema para proteger el medio ambiente y cuidar las emisiones de CO2. En la actualidad, se están llevando a cabo ensayos clínicos para comprobar la eficacia de las algas para producir biocombustible y considerar qué infraestructuras serán necesarias en las empresas para implantar esta medida de prevención medioambiental.