Las redes sociales pueden llegar a ser una gran fuente de negocios y una muy buena herramienta para poder acercarnos a nuestros clientes.
La red es un escaparate en el que ya estamos, queramos o no, por lo tanto es esencial que participemos generando nuestros propios contenidos, resolviendo dudas y moderando las críticas o debates que puedan surgir sobre nuestra marca
En la actualidad ya no son sólo los más jóvenes quienes hacen un mayor uso de las Redes Sociales. Se han ido sumando paulatinamente a redes como Facebook o Twitter nuevos usuarios de todas las edades, provocando fuertes cambios demográficos en la audiencia de cada red social, así como en la forma de interactuar. Facebook, por ejemplo, surgió inicialmente como una red social para jóvenes universitarios pero en los últimos años ha sufrido una gran fuga de los más jóvenes.
Estos cambios tienen una explicación muy sencilla. Facebook envejece y se convierte a pasos agigantados en una red social de “padres” (la edad media de sus usuarios es de 38,7 años). Como es natural, los hijos adolescentes lo último que querrían es ser observados, o mucho peor, que vean sus contactos que interactúan con sus progenitores. Los más jóvenes están apostando por otras plataformas más visuales, como Instagram, otras formas de comunicación más ágiles y directas, como WhatsApp, o aplicaciones dónde la privacidad es una máxima, como Snapchat.
En Twitter, sin embargo, observamos que ocurre lo contrario que en Facebook. A pesar de ser una red social con una edad media más elevada, 41.3 años, la tendencia es que cada vez esa media de edad decrezca, ya que Twitter es una herramienta que está teniendo cada vez una mejor acogida entre los usuarios de 18 a 24 años. Analizar este tipo de datos demográficos nos ayudan a establecer una estrategia en función de cada plataforma y del público objetivo para sea mucho más eficaz.