COMPROMISO UNA GARANTÍA DE ÉXITO

Lograr el compromiso por parte de las personas conlleva conseguir el éxito tanto empresarial como personal.

El talento de las personas es, hoy en día, el factor más estratégico en la empresa, la tecnología y el capital están al alcance de cualquier buena empresa, pero el talento es cada vez más difícil de atraer y más difícil de retener porque cada vez escasea más y además las actuales condiciones del empleo hacen que sea más volátil por cosas tales como reducciones de plantilla, inseguridad en el mantenimiento de los puestos de trabajo, jubilaciones anticipadas, incrementos salariales con márgenes muy estrechos, dificultades para compaginar la vida familiar con la vida laboral y así hasta un largo etcétera que hacen difícil que el talento se estabilice en la empresa.

Una empresa necesita el talento como elemento indispensable para su éxito, entendiendo como tal el producto de las capacidades de las personas multiplicado por su compromiso con la empresa. Para poder comprometerse, es necesario tener un proyecto y querer asumirlo libremente. Dado que el hombre es un ser en proyecto, la empresa debe respetar el proyecto personal de cada trabajador, y ser capaz de ofrecerle un proyecto profesional vinculable con el personal.

El compromiso de las personas son el proyecto empresarial es lo que permite transformar el potencial de la empresa en resultados tangibles en provecho de todos, por ello sin compromiso no hay futuro ni éxito para las empresas. La responsabilidad de conseguir el compromiso de las personas con la empresa es de los jefes, con la ayuda de unas políticas y unas prácticas de Recursos Humanos que les apoyen para ello. La Dirección desempeña ciertamente un papel fundamental en la consolidación del compromiso de las personas; puede alentarlo, pero también puede bloquearlo o sofocarlo, con mayor o menor conciencia de ello. Un buen directivo sabe cómo ganar la adhesión y el compromiso de sus colaboradores, cómo conseguir su mejor rendimiento y cómo crear un clima de satisfacción profesional.

No se trata de una habilidad o destreza personal, innata o a adquirir, sino, más precisamente, de un sentimiento a cultivar o desarrollar, generador de positivas actitudes y conductas, el directivo debe ser capaz de generar un compromiso extensible a toda la organización, un compromiso con algo concreto: las metas explícitas y compartidas.

Puede verse también el compromiso como una fortaleza del carácter que, como otras, por ejemplo el afán de aprender, la amplitud de miras, la creatividad, la integridad, la prudencia, la diligencia y algunas más, supone la intervención de la voluntad, para decidir nuestra actuación o postura ante un escenario que la demanda. Decidimos comprometernos, o no hacerlo; y cuando nos comprometemos, nuestros esfuerzos se orientan, nuestros intereses se subordinan y nuestra conducta se adapta.

El trabajador y la empresa deben de entrar en una dinámica de compromiso mutuo y desarrollo de los objetivos de cada una de las partes ya que en ausencia de este acuerdo tácito la empresa no solo perderá el rumbo y a sus principales activos , sino que todo su conocimiento se irá a un puesto similar en una empresa de la competencia.

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