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El coaching y el mentoring se han convertido en dos nuevas herramientas utilizadas también en programas de alta dirección empresarial.

Los especialistas en educación superior advierten de carencias en los altos ejecutivos en cuanto a habilidades blandas se refiere; por habilidades blandas se entienden aquellas que tienen que ver con la conducta y las habilidades interpersonales, confianza, liderazgo, empatía, etc.

Y es que las escuelas de negocio tradicionales no prestaban demasiada atención a las 'soft skills' que es como se denominan estas habilidades personales en inglés; sin embargo, los cambios en los roles directivos y la necesidad de contar con líderes que tengan mano izquierda en determinados momentos y sepan sacar lo mejor de su equipo de trabajo ha propiciado el interés por estas nuevas prácticas que ayudan a los directivos a ser mejores en su tarea diaria.

Por ello, cada vez es más frecuente que los programas de alta dirección empresarial y los MBA incluyan entre su temario asignaturas relacionadas con conceptos como el coaching o el mentoring. Ésta última práctica consiste en tener la figura de un guía o tutor que va a ayudarnos en nuestro desarrollo. La diferencia entre ambas especialidades está principalmente en que en el caso del mentoring es el mentoreado quien hace preguntas; en el caso del coaching, en cambio, es el coach quien preguntas para entender y ayudar al otro.

En algunos casos, son directivos ya experimentados en la empresa los que ejercen como mentores de los más noveles, ayudándoles a forjarse un camino claro dentro de la dirección empresarial, poniendo en el camino experiencias personales y otra serie de recursos que facilitan la labor al mentoreado para enfrentarse con otra perspectiva ante los conflictos y problemas que puedan surgir durante el desarrollo de su actividad profesional.

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