Según una encuesta realizada por Ipsos MORI, en el Reino Unido sólo un 21% de los adultos británicos cree que los periodistas dicen la verdad.
La sentencia es clara y contundente: la credibilidad de los periodistas británicos está en jaque. Al menos así parece confirmarlo un sondeo llevado a cabo por Ipsos Mori, una empresa encargada de realizar sondeos entre la población británica, concluyó que tan sólo un 21% de los ingleses confía en que los periodistas dicen la verdad; dicha credibilidad sería equiparable a la de banqueros y vendedores inmobiliarios, que hoy por hoy encabezarían también el ranking de los menos confiables.
Curiosamente, según las encuestas, el 70% de los británicos creen más en los presentadores de televisión incluso por encima de curas y otros miembros de la Iglesia. Una de las razones principales por las que los ingleses han dejado de confiar en sus periodistas ha sido por la implicación de seis de ellos en un escándalo descubierto por Scotland Yard, relacionado con escuchas telefónicas.
Según el periodista Harvey Morris en su artículo en The International Herald Tribune, uno de los períodicos más afamados del Reino Unido, este descontento generalizado refleja la actual situación periodística en Gran Bretaña además de reflejar también los cambios en el periodismo a raíz de la revolución digital. Todo es más rápido ahora, se necesita sacar noticias a la luz de manera veloz, lo que supone dificultades para los periodistas para encontrar noticias auténticas, y que sorprendan a la audiencia. El fácil acceso a la información vía internet y la proliferación de artículos en las redes sociales como Facebook o Twitter hacen que el papel del periodista esté aún si cabe mucho más cuestionado.
¿Ha perdido el periodismo su esencia? ¿o ha sido la opinión pública y su constante falta de apoyo la que hace que el periodismo haya decaído en cuanto a calidad? ¿cuánto ha beneficiado o perjudicado al periodismo el acceso a la información a través de la red?
Estas y otras cuestiones quedan en el aire, lo cierto es que ser periodista hoy en día implica estar en el ojo del huracán.