Los corredores de bolsa o agentes son, generalmente, profesionales universitarios licenciados en el área de economía y finanzas, Este trabajo es conocido por su alto ritmo y los incentivos financieros. No obstante, esta profesión no está exenta de dolores de cabeza.
Conocidos más comúnmente como agentes de Bolsa o de inversiones, Los corredores de Bolsa son profesionales que asesoran a los inversores sobre los productos financieros disponibles actuando como intermediarios en la negociación de títulos y valores entre los emisores, las empresas que ponen acciones a la venta, y los inversores, quienes invierten en estas acciones con el fin de obtener beneficios con sus cotizaciones, y son quienes efectúan todas las transacciones de compraventa por medio de la Bolsa de Valores.
La Bolsa es el lugar denominado mercado, donde los interesados en adquirir o transferir acciones o bonos se encuentran diariamente representados por los agentes de Bolsa o sociedades corredoras, y en el que mediante el libre juego de la oferta y demanda se fijan los precios realizándose las operaciones de compra y venta.
Los mercados en los que se negociaban valores existen desde la antigüedad. En Atenas existía lo que se conocía como emporion y en Roma existía el collegium mercatorum en el que los comerciantes se reunían de modo periódico a una hora fija. Los actuales mercados de valores provienen de las ciudades comerciales italianas y holandesas del siglo XIII. El primer mercado de valores moderno fue el de la ciudad holandesa de Amberes, creado en el año 1531. Durante el siglo XVI empezaron a prodigarse en toda Europa: en Toulouse (1549), o Londres (1571); más tarde se crearon las de Amsterdam, Hamburgo y París. En Barcelona existía un precedente desde el siglo XIII, pero la Bolsa de Madrid no se creó hasta el siglo XVIII.
Para ser corredor de Bolsa, además de la titulación universitaria es necesario que sean habilitados por las bolsas de Valores a solicitud del Puesto de Bolsa y están ligados a estos laboralmente. Las regulaciones de las Bolsas de Valores no permiten la existencia de corredores independientes y tienen prohibido dedicarse a la compra-venta de productos en Bolsa por cuenta propia.
En España, ninguna persona o empresa que no esté registrada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV) -ya sea como agente representante de una empresa y declarado en esa entidad por la misma, o como persona física que se constituye en empresa de asesoramiento financiero- puede actuar como una empresa de servicios de inversión. La ley 24/1988 del Mercado de Valores establece una serie de requisitos para operar, y tanto las empresas como sus representantes autorizados pueden conocerse en la página web de la entidad, lo que es, sin duda, una herramienta de seguridad para el cliente, que puede ayudarle en el momento de decidirse por un agente de inversiones.
Los corredores son, por regla general, profesionales universitarios licenciados en el área de economía y finanzas, que deben garantizar las condiciones de liquidez que la CMNV establezca mediante normas generales según la naturaleza de las operaciones que ofrezcan a sus clientes, su cuantía y el tipo de instrumento que negocian. De la misma manera, deben proporcionar la información sobre las operaciones que realizan y son auditados anualmente por agentes externos independientes que controlan el estado de sus cuentas.
Para llegar a ser uno de ellos, cuenta mucho la aptitud profesional, el conocimiento del mundo financiero, la solvencia económica para respaldar sus propias operaciones o las realizadas para sus clientes y la honorabilidad, estos son requisitoa básicos que la Ley del Mercado de Valores establece para operar en la Bolsa. Además de estos requisitos, los corredores de Bolsa están obligados a cumplir con ciertas normas de conducta:
Actuar exclusivamente para una sola sociedad de valores o para varias del mismo grupo empresarial.
No pueden recibir de los clientes (ni siquiera transitoriamente) instrumentos financieros o dinero.
No pueden percibir honorarios ni comisiones de ningún tipo por las operaciones que hacen realizar a los clientes, aparte de los que cobra la empresa para la que trabajan.
Deben estar inscritos en los registros de la CNMV, y ser dados de baja cuando se desvinculan laboralmente de la agencia o sociedad que representan.
Deben demostrar una reconocida honorabilidad empresarial o profesional. Por ejemplo, no deben tener causas judiciales pendientes ni antecedentes policiales, y tienen que haber cumplido durante su trayectoria profesional con las normas mercantiles.
Una de las tareas del corredor de Bolsa es el asesoramiento acerca de los negocios bursátiles, el análisis y comunicación a los clientes de las fluctuaciones de los valores en el mercado, y la sugerencia de un paquete de inversiones adecuado a las expectativas de rentabilidad, posibilidades y capacidad de asunción de riesgo de cada inversor.
Pero no todas las empresas de servicios de inversión están facultadas para comprar productos en nombre de sus clientes, para ello, hay una figura legal, la empresa de asesoramiento financiero(EAFI), que puede ser una sociedad anónima o una persona física y que es fácilmente confundible con la figura del corredor de Bolsa. Estas empresas o personas asesoran a los inversores con respecto al riesgo y conveniencia de comprar determinados productos financieros o sobre ciertos paquetes de inversión, estrategia industrial o estructura de capital, pero no están habilitadas por ley a operar en la Bolsa de Valores. Analizan la situación de sus clientes y realizan informes de inversión, además pueden trabajar como intermediarios con una sociedad de valores o de gestión de carteras, pero no pueden representar a los inversores comprando aquellos productos que recomiendan.
Las EAFI no son en rigor corredores de Bolsa, sino asesores que cobran por su servicio. Por ello, en caso de querer comprar acciones, bonos o títulos de cualquier tipo conviene acudir directamente a los gestores de carteras o agencias de valores para evitar toda intermediación que encarezca la inversión.
Como empleado de una empresa, los corredores de Bolsa ganan un salario mensual acorde con su calificación profesional, y comisiones de acuerdo con la cantidad de operaciones que logran llevar a cabo como representantes de su empresa. Por regla general, se especializan en determinados productos y áreas, como fondos de inversión, futuros, bonos, etc., y suman a su salario porcentajes según objetivos y rendimiento pautados periódicamente conforme a la política de cada compañía.
La compra y venta de acciones en general acarrea comisiones de compraventa en sí mismas, o de corretaje y de custodia que varían según el importe que se negocie, los gastos de los intermediarios y el mercado en que se opere. El canon de Bolsa es el más conocido de estos gastos, una cantidad que no varía de un corredor a otro.
Las comisiones de compraventa se aplican tanto en las operaciones de compra como en las de venta de acciones, y es un porcentaje de la cantidad invertida. Este concepto también varía según el mercado en que se opere: nacional o internacional. Normalmente se aplican dos sistemas diferentes para cobrarlas: a través de una tarifa fija, que oscila entre 7 y 30 euros para las operaciones nacionales; o con un sistema mixto, que combina una cantidad fija más un tanto por ciento del efectivo invertido, que oscila entre el 0,15% y 0,4% en las operaciones nacionales, y entre 0,15% y 0,65% en las internacionales.
Además -aunque hay entidades que nos las cobran y su cuantía es mínima- están las comisiones de custodia y corretaje. La primera es aquélla que cobran las entidades financieras por mantener acciones en cartera, y se calcula según la cotización y posición de las acciones: puede cobrarse mensual, trimestral, semestral o anualmente. La comisión de corretaje se refiere a lo que cobran los bancos o cajas por trasladar la orden de compra de títulos de un inversor a un corredor de Bolsa, y nunca excede el medio punto porcentual del valor efectivo de la inversión.