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El interés por la innovación y por diferenciarse del resto alcanza también la gestión de proyectos.

Hoy en día hay que innovar, diferenciarse del resto y conseguir así tener éxito en cualquier faceta de la vida; sin duda, en el ámbito profesional, es una cualidad muy valorada en áreas como la construcción, la ingeniería industrial o mecánica, la arquitectura, la química general o la farmacéutica, la informática y los sistemas, entre otros.

Desde el punto de vista del apoyo económico a estos #proyectos que son nuevos en el mercado es complejo encontrar financiación; muchos inversores aplican el refrán de 'más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer' y no arriesgan su capital en proyectos de los que no están seguros sacar beneficio. Pero sus problemas  no sólo son financieros. Los proyectos de innovación suponen, de entrada, mayores riesgos y un nivel de certidumbre más alto que el de los proyectos habituales. El objetivo, pues, es minimizar dichos riesgos y asegurar la ejecución de las tareas previstas en el anteproyecto.

Algunos de los principales obstáculos a los que los Project Managers deben enfrentarse son:

- Resistencia al cambio: muchas organizaciones, pese a que los contemplan en los postulados de su filosofía corporativa, son reacias al cambio y la innovación. Y eso se traduce en falta de apoyos. A veces, sobre todo en tiempos de crisis, es preferible apostar por algo seguro que por algo incierto. Sin embargo, conviene recordar que el I+D también es una inversión a futuro.

- Herramientas erróneas: Hay que conocer bien la oferta de programas y metodologías ágiles antes de elegir una de ellas. Estas herramientas son recursos de apoyo y más vale que cubran las necesidades para las que se les ha elegido.

- Subestimación de riesgos: en algunas ocasiones, la fuerza de una idea nueva puede llevarnos a perder el foco del proyecto y restarle importancia a los riesgos que éste supone. Recordemos que en los proyectos de innovación los niveles de incertidumbre son mucho más altos que en otros proyectos y que, por eso, no se debe subestimar ningún detalle, por insignificante que parezca.

- Poca formación de los equipos: cuando la idea es demasiado rompedora, puede suceder, incluso, que ni siquiera los integrantes de los grupos de trabajo sepan cómo desarrollarla. Esto es común de aquellos escenarios en los que el proyecto en sí mismo abre una perspectiva que hasta ese momento nadie había abordado o contemplado. Hay que evitar estas situaciones. La formación debe ser una prioridad constante de los responsables de los equipos para evitar que las actividades previstas nunca lleguen a ejecutarse.

¿Qué otras barreras tienen delante los project managers actuales? Cuéntanos tu opinión.

Fuente: OBS

 

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