Estudios británicos sugieren que demasiada luz en el dormitorio podría favorecer al sobrepeso.
A pesar de no existir suficientes pruebas, un estudio realizado por un equipo del Instituto de Investigación del Cáncer de Londres (Gran Bretaña) ha realizado un estudio sobre 113.000 mujeres a las que se les solicitó evaluar la cantidad de luz en sus habitaciones y clasificarlas en 4 categorías: suficiente para leer; suficiente para ver a través de la habitación, pero no para leer; suficiente para ver una mano colocada delante pero no para ver a través de la habitación, y demasiado oscuro como para ver la mano.
Lo cierto es que puede «haber otras explicaciones» para que exista asociación, pero los resultados, afirma este experto son lo suficientemente «intrigantes» como para justificar una investigación científica a mayor escala.
Sin embargo, si les gusta dormir con la luz encendida, ya es momento de cambiar nuestros hábitos, ademas de ayudar con la reducción de energía, generar un valor reducido en nuestra planilla eléctrica y la colaboración conjunta con nuestro medio ambiente, estamos ayudando de manera positiva a nuestro organismo.
Las explicaciones hacia dicho suceso van encaminados a las posible explicaciones está relacionada con nuestro reloj biológico. Los investigadores creen que la luz pueda estar interfiriendo el reloj biológico del cuerpo, que rige los ritmos -día/noche- de nuestro organismo. Además, se sabe que la exposición a la luz artificial perturba a este reloj al retrasar la producción de la melatonina, la hormona del sueño.
En este sentido, el profesor Derk-Jan Dijk, del Centro del Sueño de Surrey (Reino Unido), dijo que no habría nada de malo en dormir con menos luz. En declaraciones a la BBC señaló que «muchas personas no son conscientes de la luz que hay en su dormitorio durante la noche. A raíz de estos datos –afirmó- creo que cada uno debe evaluar este aspecto y ver lo fácil que sería oscurecer la habitación».
Es así que es momento de cambiar nuestras costumbres tomar nuestra noche para descansar, desconectarnos de todo aparato electrónico que pueda llegar a perturbar nuestra tranquilidad y descanso, con el fin de dejar a nuestro organismo que trabaje de forma natural.