A pesar de que muchos de los argumentos para volverse vegetariano se centran en razones nutricionales, les presentamos algunas de sentido común.
La ganadería es contaminante. Su sostenibilidad en un mundo cada vez más poblado está en entredicho, aunque un mundo de vegetarianos no sería la panacea. El reparto de esta carne es profundamente desigual en el mundo. Con el crecimiento demográfico y la incorporación de este producto a la mesa de muchas personas que antes no podían permitírselo, la sostenibilidad de un menú tan carnívoro como el de Occidente está en entredicho.
Debemos tomar en cuenta el trato animal ya que muchos de los animales que son criados siguiendo producción en masa están enfermos, miserables, viven y mueren enjaulados —vidas innegablemente anti-naturales. Un poco de sentido común dicta que la comida nos nutra debe de estar bien nutrida también, sin embargo, las prácticas “modernas” garantizan lo opuesto a un alimento sano.Actualmente existen billones de animales de pastoreo que producen cantidades enormes de gases contaminantes, entre ellos el metano y dos tercios del amoniaco del planeta provienen de vacas. Se cree que el calentamiento global de la era jurásica fue acelerado por el gas metano producido por lo dinosaurios por ejemplo. Un animal de pastoreo contamina mientras que las plantas crean oxígeno. ¿Cuál es más sustentable entonces?
Cuestionen entonces si realmente tienen un argumento fuerte para respaldar su consumo de carne. En términos nutricionales, económicos y de sentido común no consumir carne parecería ser más razonable. Hagan la prueba, dejen de comer carne una o dos semanas y verán lo rápido que se adapta su metabolismo y su cartera a los nuevos hábitos. Como ejemplo tenemos la historia de vida de una persona; que en cuanto a los malestares que puede causar la falta de carne, al donar sangre el médico dijo que comiera muchas hojas verdes (acelgas, espinacas, etc.) para mejorar mi conteo de células rojas, al preguntarle si más carne también me dijo que no, ya que es más efectivo y saludable conseguir hierro de verduras y vegetales. Ahora cuando pensemos en alimento para nutrir nuestro cuerpo, mente y espíritu pensemos verde, orgánico y nacional.
Sin embargo, un reparto más equitativo del alimento tampoco paliaría la contaminación que genera el consumo de animales. El estudio Beneficios climáticos de un cambio de dieta apuntaba en 2009 que un mundo vegano (que no consuma nada procedente del ganado) reduciría las emisiones de carbono relacionadas con la agricultura en un 17 %, las de metano en un 24 % y las de óxido nitroso en un 21 % en 2050.Sin embargo no hay que irse a un escenario tan radical para encontrar sustanciales mejoras en la sostenibilidad del planeta. Para luchar contra la contaminación manteniendo el consumo animal hay dos propuestas principales. Una es potenciar la ganadería extensiva en detrimento de la intensiva y otra mejorar la eficiencia de esta última.