Cuidar y perfeccionar la técnica de la oratoria, una de las artes más antiguas, resulta fundamental en nuestro día a día.
El mundo moderno impone cada vez como una mayor exigencia la necesidad de poseer un dominio cabal de la expresión oral. Ese es un imperativo ineludible. El hombre debe ser capaz de transmitir sus ideas y sentimientos mediante el uso de palabras pronunciadas con corrección y cuyo significado represente con precisión y exactitud su pensamiento, es difícil conseguir un público tan paciente que soporte a oradores que nubla sus pensamientos con frases ponderosas, que recurre a excusas, divaga, habla demasiado, es incoherente, cuenta anécdotas que no interesan al público, que se le ocurre entonar desafinadamente alguna melodía, cuenta malos chistes, habla y no expresa nada.
Hoy en día, el público exige que un orador entre en materia diciendo tan solo lo necesario, que exprese de una manera clara y fácilmente comprensible, y se detenga cuando haya expuesto su mensaje. La finalidad es convencer, instar al público a actuar mediante el esfuerzo creador, por medio del cual se aclaran, ennoblecen, se dramatizan las ideas.
Esta actividad humana tan importante en la comunicación diaria, debería ser tomada muy en cuenta en todos los ámbitos, inclusive puede ser la llave en el mundo laboral, porque dependiendo del puesto de trabajo en que nos desenvolvamos, tendremos que hablar en público en más o en menos ocasiones, normalmente suele ser en reuniones de trabajo o en presentaciones.
En los negocios o cualquier otra actividad de interrelación, la forma en que hablemos, en que nos comuniquemos, será el patrón por el cual se nos juzgará, se nos aceptará o rechazará. Hablar con orden, con claridad, con entusiasmo, con persuasión; en resumidas cuentas, con eficacia, no es un lujo sino una necesidad. El 90% de nuestra vida de relación consiste en hablar o escuchar; sólo el 10% en leer o escribir.
Si la imagen que se quiere dar de sí mismo/a es la de una persona que sabe adónde va, que tiene una actitud positiva hacia la vida, ideas dinámicas y don de gentes, el lenguaje es el principal instrumento que se deberá utilizar para transmitir esa imagen a quienes le rodean.
Otro aspecto importante de la oratoria es que también hay que saber hablar para ser escuchado. Lo notable es que el hecho de tener que hablar ante extraños, o en una simple reunión de trabajo, no parece ser una tarea sencilla, a la que la mayoría de las personas considere como fácil.
Si tienes que preparar un discurso o hacer una presentación, aquí tienes unas cuantas técnicas que pueden ayudarte a conseguir un discurso convincente:
1. Preparación: Todos hablamos con mayor seguridad si sabemos de lo que estamos hablando. Cuanto más sepamos, más seguros estaremos. Por lo que si tenemos que hablar en público y no conocemos demasiado bien el tema del que vamos a tratar, intentemos informarnos.
2. Aparentar seguridad: Tanto si sabemos mucho del tema como si no es así y aunque no hayamos podido informarnos, es muy importante hacer creer que sí conocemos el tema a fondo. Podemos decir aquello que teníamos previsto y, si alguien nos hace preguntas al respecto y no sabemos la respuesta, podemos decirle que en ese momento no podemos responderle por falta de datos, pero que los buscaremos y estaremos encantados de proporcionarle la información que nos solicita.
3. Elemento de apoyo: Estar frente a un grupo de caras que te miran y que están pendientes de lo que vas a decir, no es fácil, especialmente si se está de pie y los espectadores sentados. Si encuentras un taburete, perfecto, pero si no, puedes apoyarse sobre el atril, o coger un bolígrafo. Cuando hablamos con las manos ocupadas, estamos más seguros, porque ya sabemos qué hacer con ellas, puesto que suelen cobrar vida en esos momentos y parece que no nos quieren hacer caso. Esta técnica, además de tranquilizarnos, nos ayuda a no gesticular demasiado y a evitar que la gente se dé cuenta del posible tembleque que suele invadirnos en estas situaciones. Es probable que esta técnica sea desechada por muchos, pero si un bolígrafo en la mano le va a dar el apoyo necesario para hablar con mayor seguridad, dejemos a un lado lo que puede ser más y menos profesional. El espectador tendrá en cuenta sus palabras, no si tiene o deja de tener un objeto en la mano.
4. Esquema de lo que se va a decir: Por muy bien que se sepa su discurso, siempre viene bien apuntar unas cuantas palabras que le puedan ayudar en caso de que no recuerde alguno de los puntos que pretendía tratar a lo largo de su oratoria. Estas palabras las puede escribir o puede ayudarse de un PowerPoint, de esta manera la gente tendrá otro punto de atención y usted quedará como un verdadero profesional, ya que su discurso parecerá más preparado.
5. Ensayar ante un espejo: Lo que ves ante el espejo es lo que verán tus espectadores, trata de mejorar tu presencia mirándote bien y siendo crítico. Ensaya frente al espejo a ver qué le parece.
6. Hablar despacio: Una manera de aparentar que uno no está nervioso es pensar: “Voy a hablar despacio”. Cuando uno tiene algo que decir, parece que cuanto antes lo diga, antes termina, y eso es cierto, pero la idea es decirlo bien y si se expresa con calma, llegará un momento en que usted mismo notará esa calma.
7. Ropa elegante, pero cómoda: Si usted no sueles llevar traje y el acontecimiento no lo pide, no lo lleves. Una camisa puede quedar igual de bien. Los hombres la pueden acompañar con una americana, y las mujeres, con una chaqueta, aunque, por supuesto, posibilidades hay muchas y depende de la imagen que se quiera dar.
8. No ponerse nervioso ante las preguntas: Normalmente, sea una presentación o una reunión, suele haber una ronda de preguntas. Como he dicho antes, no pasa nada si no sabe contestar, lo importante es tener la seguridad para poder decir que no lo sabe. Si titubea, parece que está mal que no lo sepa, pero si responde con naturalidad, no pasa nada.
9. Beba agua: El agua le permite aclarar la voz, pensar lo que va a decir mientras bebe y relajarse, al fin y al cabo.
10. Mirar a los espectadores a los ojos: Al mirar directamente te prestarán más atención porque notarán que les están hablando a ellos. Mirar al infinito no es lo mejor.
Sabemos que la teoría es más fácil que la práctica, pero cuando hayas hablado unas cuantas veces, todo irá mucho mejor, además aprenderás técnicas propias que te facilitarán la tarea.