La fuga de cerebros en España es bastante común y más hoy en día cuando el país se encuentra en crisis, es así como se ha icono representativo de la cuestión juvenil actual
La fuga de cerebros una situación pretendidamente muy extendida y en crecimiento, una especie de destino fatal común para todos los jóvenes, única vía de escape para conseguir un futuro y salir de un país en situación crítica.
Según un estudio de la Universidad a Distancia de Madrid, un 73% de los jóvenes investigadores que trabajan en España tiene altas posibilidades de marcharse al extranjero, mientras que solo un 14% de los que ya se encuentran en el extranjero esperan volver. Por otro lado, el Instituto Nacional de Estadística (INE), informaba recientemente de que el número de personas dedicadas a actividades de I+D en España había descendido a los niveles más bajos desde 2006.
Además, muchos jóvenes investigadores han tenido que lidiar con la temporalidad y la inestabilidad laboral. A menudo, se les contrata en proyectos de corta duración y no tienen garantías de un trabajo a largo plazo. Esto no solo afecta su estabilidad financiera, sino que también dificulta la planificación de su carrera.
Respecto al CSIC, el organismo presidido precisamente por Lora-Tamayo, ha perdido más de 4000 efectivos desde 2011, según un estudio técnico de CCOO. El proyecto IBGE detecta, además, un reducido nivel de colaboración entre las instituciones científicas nacionales y los científicos españoles en el exterior, lo que es otro indicador negativo de que existan bases sólidas para procurar el regreso de los investigadores.
De esta manera es que en últimos años la capacidad de absorción del sistema español ha sido casi nula. Para intentar corregirlo, Vela dijo que, aunque no esté “sobre el papel” en los presupuestos, ese año se repondrá “el 100%” de las plazas para investigadores que queden vacantes en el sistema público de I+D+i. Hasta ahora, las restricciones impuestas por el Gobierno solo dejaban cubrir una de cada 10 plazas y la cifra sobre el papel es del 50%. Pero incluso esta medida no escrita solo permitiría “quedarnos como estamos”, resaltó Banda.