Sensaciones cotidianas en relación a sentir la temperatura en diferentes actividades ahora sera posible gracias a una piel artificial con sentido.
Sensaciones que pueden llegar a ser tan rutinarias y complejas a la vez que sólo la naturaleza humana logra y que la ciencia intenta imitar, cada vez con más acierto. El último avance en este sentido lo propone un grupo de investigadores de Corea del Sur. Han desarrollado piel artificial capaz de medir la humedad, la temperatura y la fuerza. Variables con las que una persona amputada podría mejorar notablemente su calidad de vida.
Las prótesis que se usan hoy en día, expone Eduardo Rocon, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 'permiten movimientos muy limitados, abrir y cerrar la mano (para agarrar objetos)'. Sin embargo, no facilitan la detección de objetos calientes y fríos y tampoco ayudan a modular la fuerza que requiere sostener, por ejemplo, un plato de plástico u otro de cerámica.
Avances que, a nivel de laboratorio, sí empiezan a superarse. Sin ir más lejos en febrero de este año, la revista Science Translational Medicine presentaba lo que se consideraba un gran logro en el campo de las manos biónicas: una prótesis artificial con retroalimentación.
Es decir, a través de varios sensores unidos a cada tendón de cada dedo, la nueva mano artificial (probada en un paciente) usaba dichos sensores para comprender el nivel de fuerza que el paciente ejerce cuando agarra un objeto y, en función de si es necesaria más o menos intensidad, enviar una señal eléctrica para estimular los nervios sensoriales con el objetivo de modular dicha fuerza para completar diferentes acciones en
tiempo real. Creaba una especie de canal directo de información entre el cerebro de la persona y la prótesis.
De esta forma, la persona amputada podría modular la presión de los dedos para escribir en el teclado de un ordenador, sentir cuándo un plato está frío o caliente y distinguir cuándo una superficie está mojada o seca.
Incluso podría tocar la piel de un bebé sin que éste se estremeciera. Además de un entramado de sensores y electrodos, esta estructura incluye también un sistema por el que mantiene la temperatura del cuerpo, por lo que si se toca con la otra mano, no notará la fría sensación del metal de la mano biónica.