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La salida a bolsa de la red social profesional LinkedIn o la del buscador ruso Yandex con grandes revalorizaciones, así como la posible salida a bolsa de Facebook o la valoración de Twitter, ha llevado a hablar sobre una posible burbuja tecnológica, como la que se vivió entre 1997 y 2000. 

El crecimiento exponencial de Facebook, Twitter o LinkedIn, han convertido a estas empresas en verdaderos fenómenos de internet. La idea encierra en sí sola el dilema de las compañías de la nueva era de Internet: tienen millones de usuarios y una dimensión planetaria pero aún no han descubierto la fórmula para traducir esa popularidad en dinero contante y sonante.

Hay muchas dudas sobre la capacidad que tienen estas compañías de ser rentables. Pero, como comenta Sreenivasan, también las había respecto a Google, por ejemplo, hace una década. Poco a poco, el buscador que nació en un garaje fue desplazando a todos los competidores con los que se disputaba el negocio en casi todos países del mundo, al menos desarrollado. Y ahora es el líder mundial en búsquedas.


Este experto admira la actitud de los fundadores de todas estas redes sociales, especialmente de Facebook: 'Primero se empeñan en hacer del producto algo atractivo sin mirar mucho la cuenta de resultados porque, a partir de ahí, el dinero vendrá solo'. Aunque el éxito de esta red social también tiene mucho que ver con la propia gestión de su fundador, Mark Zuckerberg, que hace lo posible para que los usuarios deban prestarle mucha atención a su perfil y abrirlo todos los días. 'Los usuarios de Facebook y Twitter están activos en la red todos los días, están pendientes de sus perfiles todos los días, como respuesta a la estrategia del fundador de la compañía, Mark Zuckergerg, porque tienen la necesidad de mantenerlo bajo vigilancia. Eso sólo ocurre con otras pocas tecnologías, como la televisión o los teléfonos móviles, pero, mientras el número de redes sociales es aún muy reducido, la gente puede elegir entre cientos de canales de televisión y un gran número de compañías telefónicas', añade Sreenivasan. Además, este experto argumenta que Facebook, como Google en su día, cada vez va ganando más terreno en el mundo: las redes sociales locales, nacionales, están cayendo víctimas del nuevo gigante. Y con un gran potencial en los países emergentes. 

Los particulares han caído en las redes sociales. Pero las empresas y los políticos saben que cada vez es más importante establecer una relación de cercanía y complicidad con su 'público', por lo que en este terreno las redes sociales también pueden tener bastante potencial de beneficio. Las redes sociales son también cada vez más importantes para los medios de comunicación, para conseguir más visitas para sus noticias, para interactuar con sus lectores e, incluso, para obtener una gran cantidad de información.

Los profesionales del New York Times, por ejemplo, cada vez insisten más en la gran importancia y el gran potencial que ofrece la red en la búsqueda y el proceso de información: Los periodistas del rotativo neoyorkino, concretamente, del equipo especializado en la búsqueda de información asistida por ordenador, aseguran que en estos momentos hay potentes instrumentos tecnológicos en internet para construir cada vez mejores historias, con más profundidad y mejor contextualizadas. El profesor de Columbia cree que incluso las redes sociales son una importante fuente de información para los periodistas. Posiblemente, el New York Times sea uno de los periódicos pioneros en este aspecto, pero es seguro que la tendencia se extenderá por todo el mundo. Y ahí hay otro nicho de negocio, que se pueden extender a otros campos. Si el periodismo puede sacar partido de estos nuevos actores tecnológicos, ¿qué no podrán hacer otro tipo de compañías para conocer mejor los gustos y los hábitos de consumo de sus clientes? ¿Qué no harán para colocar su marca en los lugares virtuales que visitan millones de personas todos los días?


Pero los pesimistas siempre apuntan los precedentes negativos, como el protagonizado por la red social pionera, MySpace, que ha quedado completamente en el olvido. 'Eso no ocurrirá con Facebook. Ha llegado para quedarse', asegura el profesor de la Universidad de Columbia.

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