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 La Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha realizado un estudio de cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a alumnos con trastornos de aprendizaje.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de las #TICs dentro de las aulas y es que las nuevas tecnologías han calado hondo en las instituciones educativas, aunque algunos se resistan aún a incorporarlas dentro de la rutina diaria del profesor. Sin embargo, los beneficios de la tecnología en la educación se observa sobre todo con aquellos alumnos que presentan dificultades de aprendizaje. Si con niños autistas ya se probó que era un buen método para fomentar su interacción con los demás, ahora los niñ@s con #dislexia también pueden aprovecharse de sus ventajas.

La dislexia es un trastorno del aprendizaje caracterizado por problemas en la lecto escritura en niños y niñas con un coeficiente intelectual normal y sin un déficit sensorial manifiesto. Es un problema bastante frecuente, se calcula que entre un 5 y un 10% de los alumnos lo sufren en mayor o menor grado, que influye directamente en el fracaso escolar, especialmente si no se diagnostica en edades tempranas. En las últimas décadas han salido a la luz casos de dislexia entre personalidades famosas dando lugar a avances en investigación. En cuanto a la propia denominación de la dislexia, hay opiniones controvertidas, como se puede ver en diferentes blogs de #educacion

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Entre las aplicaciones informáticas que se han diseñado para tratar estas dificultades destacan algunas como Fast for Word, Aquari Soft y Hamlet. Entre las virtudes de dichas aplicaciones cabe destacar que se centran en los problemas que presente el niño de forma individual y también en ejercicios específicos de fonología y escritura para ayudarles a mejorar sin que se sientan cohibidos.

Una muestra más de cómo la tecnología y la educación van de la mano.

 

 

 

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