El Coolhunter o Cazador de Tendencias surgió con fuerza a finales de los '90, pero pronosticar tendencias del mercado o inclinaciones del público o del consumidor siempre ha sido una valiosa herramienta en la estrategia de negocio de cualquier empresa. Qué estilo se impondrá en el verano de 2022, cuáles serán las preferencias culinarias en 2025 o en qué dirección apunta el desarrollo tecnológico: todo sector y actividad necesita del Coolhunter o cazador de tendencias para ampliar su cuota de mercado.
Índice del Contenido:
Funciones:
¿Qué es un Coolhunter?
Aunque el boom del coolhunting se produjo a final de la década de los 90, en el mundo empresarial siempre ha existido una figura dedicada a recolectar datos e indicadores, a realizar sondeos y estudios de mercado y captar posibles movimientos, estilos o tendencias emergentes; es muy importante que este profesional tenga nociones de sociología y psicología de masas, para localizar estas tendencias en el mismo momento en que se están gestando y de estadística, cruce de datos y Big Data, para comprender el comportamiento y los hábitos de los grupos de población a los que se dirige, así como sus intereses. Las redes sociales han posibilitado la obtención de datos acerca de inclinaciones y hábitos de consumo que antes era difícil obtener. Por tanto, para ser Coolhunter o Cazador de Tendencias es necesario mostrar un nivel de formación muy alto, en diferentes ámbitos: Diseño, Historia de la Moda o Historia del Arte, Imagen y Percepción Visual, Sociología, Psicología, Estadística...
Conocer el mercado, detectar los indicios de cambio para adelantarse a la innovación y aprovechar las oportunidades antes que la competencia es una actividad que tanto empresas como profesionales han llevado a cabo desde hace décadas en todos los sectores, bajo otras denominaciones diferentes como retriever, trendhunting o trendforecasting. Aunque resulta de gran ayuda en diversos sectores, la industria de la Moda es la que más demanda este tipo de profesionales y durante las últimas décadas han aparecido tanto agencias como profesionales independientes que se focalizan en un determinado nicho de mercado: Food&Beverage, Automóviles, Gastronomía o Cine y Series.
Un coolhunter sirve de apoyo al diseñador y creadores de las colecciones para descubrir, analizar y hasta adelantarse a las tendencias del sector o las inclinaciones del público. Pero, ¿cómo trabaja exactamente este Cazador de Tendencias? El Rey Midas de la información —todo dato que recava lo convierte en negocio—, usa diferentes métodos de investigación: rastreo por internet, peinando perfiles en redes sociales, blogs y youtubers relevantes; asistencia a eventos y reuniones de moda, leer sin parar lo que otros escriben y patear las ciudades clave o de actualidad. Si antes los centros del estilo y el diseño eran París, Londres o Roma, ahora las tendencias se marcan desde lugares cosmopolitas de reciente desarrollo pero con mucha actividad cultural como Tel Aviv, Shanghai, Aucklan, Buenos Aires o Toronto.
Esto último, el viaje internacional, es imprescindible para un Coolhunter: todo ojos y oídos, este profesional se empapará de la atmósfera recorriendo todas sus calles y atendiendo a todo comercio y oferta cultural: desde perderse en mercados de antigüedades, visitar los principales centros arquitectónicos, vivir la noche, restaurantes, oficinas, parques, bares y cafeterías, galerías de arte y museos, spas, peluquerías y centros de estética... todo lo que implica vivir en una ciudad, para absorber los sutiles conceptos que componen su ambiente cultural.
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Requisitos y Estudios Necesarios:
Aunque antes esta figura tiraba sobre todo de intuición, se fundamentaba en el viaje y tenía que visitar ciudades como París, Berlín o Nueva York para entender los gustos predominantes y la génesis de tendencias futuras, actualmente el trabajo de un Coolhunter tiene una importante base de análisis de datos digitales. Tanto aplicaciones como herramientas, el Big Data o plataformas especializadas en la gestión y cruce de datos han impulsado este lado tecnológico del Cazador de Tendencias.
El coolhunting resulta una actividad transversal que combina conocimientos de marketing, comunicación, psicología y sociología, aunque también requiere de percepción y sensibilidad, de intuición y curiosidad pero, sobre todo, de un gran bagaje socicultural y artístico. Así, si tuviéramos que redactar la ficha técnica de esta figura profesional, listaríamos las siguientes especificaciones:
-Lo sabe todo del mundillo de la Moda, su Historia y protagonistas.
-Tiene capacidad de análisis y nociones de sociología, psicología y antropología social.
-El marketing, el neuromarketing y el marketing de influencia tiene un gran peso en su punto de vista.
-Se mantiene al día y actualizado en el manejo de las nuevas tecnologías.
-Es un gran observador: analiza todo lo que le rodea y es capaz de filtrar la información de forma automática.
-Su visión global le permite interpretar el panorama de negocio e identificar los posibles escenarios futuros.
-Sabe comunicar, expresarse y trasladar la información útil que recoge interpretando su función dentro de la estrategia comercial de la empresa.
-Es ágil realizando informes de resultados utilizando las herramientas digitales a su alcance.
Además de ser alguien inquieto y curioso, con mucho interés por el mundo que te rodea y mostrar una gran sensibilidad estética, si quieres dedicarte al Coolhunting tendrás que dedicar mucho tiempo a tu formación y la actualización de conocimientos. Siempre es positivo tener una titulación básica en Marketing y análisis de mercados, en comunicación, sociología, psicología y/o publicidad, pero sobre todo es importante tener amplios conocimientos de Historia de la Moda y/o del Arte, el dominio del entorno digital y la capacidad de análisis como aptitud estrella.
Y para terminar de redondear, puedes acceder a una formación complementaria como el Postgrado en Coolhunting e Investigación de Tendencias de la Escuela de Diseño del Colegio Internacional Lasalle, en Barcelona.
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Datos y Estadísticas:
El sector de la Moda continúa con su tendencia al alza y expandiendo su negocio, con ayuda de las redes sociales y el marketing digital en los últimos tiempos. Esta especie de 'medium' que utiliza su 'percepción extrasensorial' para detectar inclinaciones o tendencias latentes en la sociedad antes de que terminen de conformarse, con el objetivo de dar respuesta a estas necesidades a través de la innovación y creación de nuevos mercados, es un profesional cuyos servicios son ada vez más demandados. Este profesional puede actuar desempeñando su labor en una empresa o como profesional independiente realizando informes de tendencias periódicos sobre temas concretos.
Existe una gran demanda laboral de estos servicios profesionales, sobre todo en un entorno socioeconómico de gran incertidumbre en el que el modelo de negocio tradicional exige reformas estructurales y tanto empresas como industrias necesitan saber qué va a ocurrir en el futuro. Además, en la actualidad no hay mucha oferta de profesionales cualificados para ejercer como coolhunters y tampoco hay una tradición formativa instaurada.
Por tanto, las perspectivas de empleo coolhunter son muy amplias en general, aunque dependerán siempre del campo donde se investiguen tendencias (biotecnología, educación, moda, literatura o arte...); el coollhunter de Moda parece una figura profesional que puede esperar aún un amplio recorrido de futuro.
Perspectiva Salarial, ¿Cuánto cobra Coolhunter?
Hay un gran porcentaje de profesionales del Coolhunting que trabaja como profesionales independientes o autónomos: elaboran informes de tendencias para agencias de predicción de tendencias, que sirven de intermediario con el cliente que demanda esta información. Poco a poco parece que se impone la creación de un puesto estable en el seno de las empresas de moda o tecnología, por ejemplo, pero hasta ahora lo más habitual es que los profesionales ejerzan de forma individual, siendo sus tarifas muy variables dependiendo de la experiencia y acceso a información privilegiada de cada uno de ellos; por lo general, una empresa puede llegar a desembolsar entre 7.000 y 18.000 euros por un informe de tendencias, teniendo en cuenta su impacto en el mercado y el volumen de facturación y beneficios que la empresa obtengan.