¿Qué estudios se necesitan para ser Orientador/A Sexual?

Funciones:

Su perfil suele ser médico, o, más comúnmente aún, psicológico, y a veces proviene también de la investigación con enfoques antropológicos, etológicos (del comportamiento animal), etc.

Los orientadores sexuales son siempre personas interesadas por la riquísima y variada confluencia entre intimidad y cultura/educación. ¿Por qué comemos, nos relacionamos o practicamos sexo así y no de otra manera? ¿Son realmente necesidades o instintos todas las acciones que consideramos tales? ¿Y es de verdad necesario que sean así, o hay distintas normatividades compatibles en la misma cultura o en distintos momentos de la misma persona?

Hasta hace muy poco, siglo XX, el sexo no solo no se estudiaba, sino que parecía que por su propia naturaleza era (o debía ser) misterioso, “inestudiable”. Factores como la llegada de los anticonceptivos seguros, las pruebas de paternidad, la pérdida del valor absoluto que daba el ser humano a la intimidad y la separación cada vez mayor entre ciencia y religión han hecho que se empiece a pedir, incluso a exigir, que los modos y maneras sexuales sean algo debatible, analizable y por supuesto tratable por expertos cuando su presencia, o su ausencia, origine malestar.

La relación de la sexualidad con la depresión y la ansiedad, con la felicidad en el sentido amplio, las causas de hechos potencialmente problemáticos como la impotencia, la anorgasmia o la infertilidad, las consecuencias de los abusos y de la desinformación, las distintas concepciones de lo que es libertad sexual o incluso de en qué consiste el amor, son algunas de las importantes preguntas a las que los orientadores sexuales intentan dar respuesta.

Ya en 1974, la OMS declaró un problema la falta de información sexual. Después, no ha hecho más que crecer la preocupación. El sexo y no prestar atención integral a él está relacionado con enfermedades de transmisión sexual, situaciones de injusticia y desigualdad, embarazos no deseados…

¿Quieres poner un poco de orden, y alegría, en todo esto? Puede que estés hecho para ser un gran terapeuta sexual.

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Requisitos y Estudios Necesarios:

Para trabajar como psicóloga especializada en sexología, orientador sexual, investigador en el ámbito de la sexualidad o informadora, eliminando prejuicios, formando parte de programas públicos de educación y prevención, ayudando al desarrollo de productos y servicios relacionados con el bienestar sexual, ayudar en la lucha contra la violencia sexual y el abuso, etc., tienes varias vías.

Puedes hacer psicología y ser investigador en sexología, participando en estudios, o ser asesor sexual individualizado o de pareja, pero no hay una carrera universitaria completa dedicada a la sexología. Sí hay estudios universitarios de sexología, aportando créditos en otras formaciones para médicos, enfermeros, psicólogos, profesores…

Si quieres ser terapeuta sexual, estudia antes Medicina o Psicología. Para especializarte tienes másters en Sexología, Terapia Sexual, de Pareja y Género, másters a distancia… Hay dos universidades con título oficial de Sexología: la universidad de Almería y la UCJC (Universidad Camilo José Cela). Estos últimos afirman que su demanda de estudiantes aumenta año tras año, para trabajar en España e Hispanoamérica, donde son profesionales con mucha proyección. Tenlo en cuenta si te puede interesar trabajar en el extranjero sin aprender un idioma…

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Datos y Estadísticas:

En España hay varias asociaciones luchando por un aumento del reconocimiento científico de la sexología y por un marco común de regulación que una a los Ministerios de Educación, Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Trabajo y Ciencia e Innovación y que ayude a la salud sexual, el bienestar y la calidad de vida, sobre todo en las relaciones, de los ciudadanos.

Asociaciones como la Asociación de Especialistas en Sexología o la Federación Española de Sociedades de Sexología están bregando con fuerza por conseguir un grado universitario específico y que la sexología sea una profesión sociosanitaria más para asegurar los derechos sexuales y reproductivos de toda la población, con gratuidad y universalidad (la gráfica es de un artículo de Rafael Andrés Alemañ en Adelantos Digital).